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¡Qué se vaya!

El diputado fue claro: “Torreón es más grande que su gobierno… más fuerte que sus verdugos”.

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Por: Plaza Mayor

Así, sin rodeos, tronó Antonio Attolini Murra desde el Congreso Estatal: que Román Alberto Cepeda renuncie a la alcaldía de Torreón. Y no lo dijo por arrebato, ni ocurrencia, sino como reflejo de un hartazgo que se cuece en calles con baches, colonias sin agua y una larga estela de escándalos. El diputado fue claro: “Torreón es más grande que su gobierno… más fuerte que sus verdugos”.

Y es que, razones sobran y el grito de “¡que se vaya!” ya no solo viene de la oposición, también de ciudadanos que sienten que la ciudad se hunde.


Montones y millones

Otro escándalo, otra factura, otro silencio. En el gobierno de Román Alberto Cepeda los casos de corrupción están encima, uno del otro. Los ciudadanos no terminaban de asimilar la noticia por el desfalco en el SIMAS Torreón, que dirige Roberto Escalante, cuando vino el caso de los mini casinos y la complicidad de colaboradores cercanos de “Robán” para que funcionaran en colonias populares, y prácticamente después, el escándalo por los 214 millones de pesos asignados a una empresa vinculada a los sobrinos de un alto funcionario estatal, supuestamente por mover montones de tierra.

El periodista Luis Carlos Plata documentó en Horizonte Lagunero y Zócalo facturas por 19 millones generadas en apenas 21 minutos. Sin evidencia de los trabajos, sin supervisión, pero con el sello del “ya saben quién”. Cual delincuencia organizada, el ‘modus operandi’ es el mismo: adjudicaciones entre compadres, simulación de servicios y negocios que se multiplican mientras los ciudadanos ven cómo se hunde Torreón.


Un ‘regañito’

Así debutó el Organismo Supervisor de Limpieza en Torreón: con una multa de apenas 50 mil pesos para PASA, la empresa concesionaria del servicio de recolección de basura. Con bombo y platillo se anunció que revisarían con lupa los incumplimientos del contrato… pero a la hora buena, les tembló la mano.

De 55 actas por fallas en el servicio, 19 no fueron subsanadas, y la consecuencia económica quedó en un raspón. ¿Eso es castigo? ¿Eso es mandar un mensaje claro? Más bien parece un: “te regaño, pero poquito”. Si así van a aplicar la supervisión en el organismo que encabeza Fernando Villarreal Cuéllar, para más señas, director de Servicios Públicos, mejor que le cambien el nombre y le pongan “Comité de Cortesías”. PASA debe estar tranquilo, porque el negocio sigue, con todo y el incumplimiento del contrato.


Asunto delicado

Lo que ocurre en el asilo “Elsa Hernández”, en San Pedro, es más que negligencia: es crueldad institucionalizada. De acuerdo con lo que expuso desde tribuna la diputada Delia Hernández, adultos mayores con desnutrición, sin acceso a servicios médicos y sobreviviendo bajo el calorón lagunero, sin siquiera un abanico. A esto súmele que el lugar retiene las pensiones del Bienestar y no informa ni a los residentes, ni a sus familiares sobre el destino del dinero.

El caso ya lo investigan el DIF Coahuila, la Comisión de Derechos Humanos y la Secretaría del Bienestar.





DMC

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